Como la verdolaga crece el número de Haitiano que vive ilegal en el país, la República Dominicana es el lugar donde estos reciben educación, salud y empleo sin que podamos hacer valer las leyes que aplican los verdaderas naciones para evitar ser invadido por extranjeros que consumen parte importante del presupuesto nacional.
Cualquier medida que adopte el estado dominicano es xenofobia, si en una riña resulta muerto un nacional nadie se refiere al tema pero si el muerto es de origen Haitiano es una acto de racismo y de agresión a un pobre inmigrante. Para colmo las naciones que históricamente han influido en ese país hoy se niegan a colaborar con esa nación y proponen que sea la gran República Dominicana quien cargue con este pesado muerto. La diplomacia del vecino país y mucho menos sus legisladores que tanto nos critican, no reconocen el peso que ejercen el habitad de sus nacionales en nuestro país y que precisamente por esa presión y la diferencias culturales es que muchos casos de convivencia han de terminar en desgracia.
Para colmo de males la falta de políticas en pro de establecer mecanismos eficaces que controlen la invasión pacifica de ilegales Haitianos y que regulen la manera de estos acceder a los puestos de trabajo y la convivencia en este lado de la isla, no se han querido aplicar. Y para ser más expresivo nos hemos dedicado a ir de escenario en escenario a nivel global a pedir ayuda para ese país (cosa que estos no han prohibido) así que todo parece indicar que de alguna manera alguien esta trabajando para que la isla se una en indivisible, lejos de lo que soñó nuestro libertador Juan Pablo Duarte de que “La República Dominicana es única e indivisible libre de toda potencia extranjera”.
Cualquier medida que adopte el estado dominicano es xenofobia, si en una riña resulta muerto un nacional nadie se refiere al tema pero si el muerto es de origen Haitiano es una acto de racismo y de agresión a un pobre inmigrante. Para colmo las naciones que históricamente han influido en ese país hoy se niegan a colaborar con esa nación y proponen que sea la gran República Dominicana quien cargue con este pesado muerto. La diplomacia del vecino país y mucho menos sus legisladores que tanto nos critican, no reconocen el peso que ejercen el habitad de sus nacionales en nuestro país y que precisamente por esa presión y la diferencias culturales es que muchos casos de convivencia han de terminar en desgracia.
Para colmo de males la falta de políticas en pro de establecer mecanismos eficaces que controlen la invasión pacifica de ilegales Haitianos y que regulen la manera de estos acceder a los puestos de trabajo y la convivencia en este lado de la isla, no se han querido aplicar. Y para ser más expresivo nos hemos dedicado a ir de escenario en escenario a nivel global a pedir ayuda para ese país (cosa que estos no han prohibido) así que todo parece indicar que de alguna manera alguien esta trabajando para que la isla se una en indivisible, lejos de lo que soñó nuestro libertador Juan Pablo Duarte de que “La República Dominicana es única e indivisible libre de toda potencia extranjera”.
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