La propuesta del sacerdote jesuita Regino Martínez quien abogó según Diario Libre por una amnistía para todos haitianos con más de cinco años residiendo en el país es para mi una ofensa a la patria y un gigantesco disparate. Con el respeto que me merece el párroco de Dajabòn debe entender que los países tienen derecho a proteger su fronteras y pedir estado de legalidad a quien decida vivir en su territorio.
Tiene razón el cura cuando señala que debe aplicarse la ley de migración a todos los extranjeros, pero olvida la condición de igual de los Haitianos y que dotarlos de cédula Dominicana es quitarle la responsabilidad a las autoridades de su país y quitarles el orgullo que cada ser debe sentir por su patria . ¿Sabe este distinguido sacerdote cuantos Haitianos han entrados en los últimos 5 años? y los que entraran por las faltas de controles efectivos cuando se enteren de tal medida.
No soy racista, soy negro (con orgullo) y tengo compasión por la pobresa de los hermanos Haitianos, pero piensen en los enfrentamientos como los que en la tarde del pasado domingo ocurrieron en Capotillo que dejaron varios heridos de gravedad entre ciudadanos de ambas naciones, juntos a los ocurridos anteriormente en comunidades fronterizas que demuestran que se deben agilizar acciones para normalizar la situación de millones de Haitianos indocumentados que pululan en todas las partes de nuestro territorio sin normativas algunas ante que siga corriendo la sangre y la imagen de nuestro país en el extranjero siga pareciendo la de una nación de xenófobos.
Esto es una batalla legal, ante de que la sin razón del pueblo lleve este conflicto a niveles revolucionarios o necesite una respuesta de tipo bélico de nuestras fuerzas armadas, responsables de cuidar nuestra soberanía, debe el estado aplicar la ley y darle a Cesar lo que le pertenece y sobre todo a Dios lo que es de Dios.
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