La situación económica del pueblo dominicano, que había recibido los fuertes embates que trajo consigo la crisis económica mundial registrada en los últimos años, ha sufrido una nueva estocada para el bolsillo familiar, con el anunciado aumento de un 8 por ciento en la tarifa energética, dispuesto por las autoridades, y que será hecho efectivo a partir de este mes de junio.
Ante esta delicada situación, la población ha empezado a manifestar su decidido rechazo porque no está dispuesta a pagar caro el precio de una energía que la mayoría de las veces ni siquiera recibe.
Tanto el gobierno del presidente Leonel Fernández, como la Superintendencia de Electricidad, deberán emplearse a fondo no solo para buscar una salida salomónica que permita alentar una carga tan pesada para la economía del dominicano, sino para hacer los esfuerzos necesarios que coloquen a la mal llamada Corporación Estatal de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) en la capacidad de ofrecer el servicio de electricidad requerido y con sentido de eficacia que estamos demandando.
El problema que tenemos, de carecer de un servicio de energía efectivo, que es un activo fundamental para el progreso y el desarrollo de cualquier nación, y que hasta el momento hemos sido incapaces de resolver, sólo por la inoperancia de algunos gobernantes, de quienes no sabemos porqué no han sabido tomar las decisiones correctas frente al grave problema eléctrico nacional, parece ser la cruz que nos ha tocado tomar, y que llevaremos a cuesta, aún durante muchos años más.
El autor es periodista y director de Diario Metropolitano.
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