02 marzo 2010

La política en el país de los infieles


“Mientras no se escarmienten a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán victima de sus maquìnaciones”
Juan Pablo Duarte: padre de la patria)

Ya habíamos escuchado que los dominicanos están entre los primeros lugares de la lista mundial de infidelidad conyugal; esto ahora lo hemos extrapolado al ámbito de los ideales políticos. En la pasada campaña electoral muchos fueron señalados como tránsfugas al pasar al partido de gobierno y ocupar posiciones importantes dentro del tren estatal.

Hoy el record ha sido superado y cada partido va recogiendo sobras del otro en un desvergonzado reciclaje político que deja sin opciones ideológicas al electorado dominicano. El paso de Gilberto Serrulle al PRD luego de una militancia de 20 años deja sin discurso a quien antes decía que el partido blanco representaba el atraso y la corrupción. Pero yéndonos a Azua Rafael Calderón quien se le salvó a pelo al partido de la liberación dominicana que no lo metió preso para desacreditarlo políticamente, hoy es el candidato a senador por esa organización dejando atrás el partido que lo hizo secretario de estado de la presidencia y luego diputado.



Sabíamos de una crisis moral y de una inversión irreversible de valores pero de aquí a adoptar ideologías políticas por conveniencias personales convierte a la República Dominicana en un estado dirigido por gente en la que no se puede confiar. Son unos infieles que empañan el ejercicio político, infieles a los que solo les importa su bienestar personal, que solo ven el sendero de sus intereses. Lacayos ambiciosos puesto al servicio del mejor postor, cáncer de consecuencias terminales que pudren el organismo del feudo estatal, provocándole la pérdida de los valores esenciales y dejan un mal ejemplo a las futuras generaciones.





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