Este sábado primero de noviembre se cumplen siete años de la desaparición física del líder fundador de los dos más grandes partidos políticos que hoy existen en La Republica Dominicana, organizaciones puntales de la democracia. Escritor de grande luces, sin dudas el mejor cuentista de América en su época. Vivió el exilio, la cárcel, la persecución, fue objeto de varios atentados contra su vida y moral, además en distintos espacios de la historia victimas de fraudes electorales. En diciembre de 1962 fue elegido presidente, siendo la primera cucharada de democracia luego de la muerte del dictador Rafael Leonidas Trujillo.
Noten que en el anterior párrafo no tuvimos que mencionar el ilustre nombre del profesor Juan Emilio Bosch y Gabiño para que ustedes amigos lectores supieran de quien hablábamos, una montaña de prestigio, honestidad y moral que merece ser imitado y valorado en su justa dimensión.
El 27 de febrero del año 1963 jura como presidente y ya el 29 de abril (dos meses después) es proclamada la constitución más progresista y democrática de la historia del país. Pero los remanentes del Trujillismo no fueron capaces de aguantar tan aguda dosis democracia y conquistas para el pueblo. Así que el 25 de septiembre de este mismo año fraguaron un golpe de estado frustrando las esperanzas del pueblo en este gobierno y su constitución.
“Si no llego a ver por mi mismo la liberación de este pueblo, la veré a través de mis ideas”. Quizás falte mucho Don Juan. Usted tenía toda la razón, solo aplicando sus ideas seremos capaces de crecer, de hacer conciencia, de ser prudentes en el ejercicio político y mas que predicar ejercer la moral, de esa que tanto usted habló, practicó y enseñó.
A siete años de su muerte el pueblo Dominicano le recuerda y rinde tributo, junto a los héroes de nuestra independencia, padres de la patria, junto a los restauradores, las hermanas Mirabal, y claro junto a los constitucionalistas de la revolución de abril. Hoy mas que nunca es usted la bandera nacional.
Noten que en el anterior párrafo no tuvimos que mencionar el ilustre nombre del profesor Juan Emilio Bosch y Gabiño para que ustedes amigos lectores supieran de quien hablábamos, una montaña de prestigio, honestidad y moral que merece ser imitado y valorado en su justa dimensión.
El 27 de febrero del año 1963 jura como presidente y ya el 29 de abril (dos meses después) es proclamada la constitución más progresista y democrática de la historia del país. Pero los remanentes del Trujillismo no fueron capaces de aguantar tan aguda dosis democracia y conquistas para el pueblo. Así que el 25 de septiembre de este mismo año fraguaron un golpe de estado frustrando las esperanzas del pueblo en este gobierno y su constitución.
“Si no llego a ver por mi mismo la liberación de este pueblo, la veré a través de mis ideas”. Quizás falte mucho Don Juan. Usted tenía toda la razón, solo aplicando sus ideas seremos capaces de crecer, de hacer conciencia, de ser prudentes en el ejercicio político y mas que predicar ejercer la moral, de esa que tanto usted habló, practicó y enseñó.
A siete años de su muerte el pueblo Dominicano le recuerda y rinde tributo, junto a los héroes de nuestra independencia, padres de la patria, junto a los restauradores, las hermanas Mirabal, y claro junto a los constitucionalistas de la revolución de abril. Hoy mas que nunca es usted la bandera nacional.