Hoy se cierra de manera oficial esta campaña electoral que deberá concluir con la celebración
de las elecciones presidenciales del próximo domingo 20 de mayo, en las que el
pueblo de manera soberana y democrática decidirá quién dirigirá sus destinos durante
los próximos 4 años.
En estas elecciones, quizás
por la polarización que presentan las encuestas entre el Partido de la Liberación
Dominicana (PLD) y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), se
presentan altos niveles de violencia verbal y física.
A mi humilde parecer a pesar de ser una contienda reñida uno de
los dos partidos deberá ganar en la primera vuelta con al menos el 51 por
ciento (PLD), de los votos y el otro deberá conformarse con haber logrado pese
a sus divisiones y dificultades no más del 46 por ciento (PRD).
Mi punto de partida para llegar a esta conclusión nace del análisis
ponderado de todas las encuestas, que en
procesos anteriores han acertados en sus proyecciones, como la Gallup- Hoy y Penn Schoen & Berland del Grupo SIN.
El escenario planteado en este análisis es el más favorable al candidato
del PRD Hipólito Mejía y el menos
consecuente con el candidato del PLD Danilo Medina, ya que otras firmas
establecen mayores porcentajes para el partido oficial.
Lo importante es que los partidos tengan la madurez de reconocer y
acatar los resultados electorales, que ninguno se proclamen ganador hasta tanto
la Junta Central Electoral no presente sus resultados y sobre todo el que se le
permita al pueblo expresarse en las urnas.
El 21 de mayo
El 21 de mayo será un lunes día laborable, en el que unos estarán borrachos
por el éxtasis de la victoria y otros indignados pedirán la cabeza del presidente de su partido
ante la agonía que causa la derrota.
Creo que ningunas otras elecciones habían sido tan larga, cansona y ruidosas como estas.
En ninguna otra se había descalificado, injuriado y atacado tanto a los principales
candidatos que compiten en un certamen electoral.
Por lo tanto este 21 de mayo es también el fin de toda esa basura
lanzada de forma irresponsable por partidarios y aliados de uno y otro lado.
En conclusión hasta dentro al menos tres años no tendremos una
campaña electoral y ojalá la próxima tenga
una ley de partidos que regule las imperfecciones de esta democracia caricaturesca
que tanto nos cuesta.
David Ruiz
davidrp33@gmail.com
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