Mario Álvarez Dugan, quien dirigió el periódico Hoy desde 1988 hasta 2008, cuando murió a los 77 años, dejó una invaluable impronta moral y profesional a sus familiares y compañeros de trabajo, quienes conmemoran hoy el primer aniversario de su fallecimiento.
Don Cuchito, como le decía la generalidad de la gente, dedicó más de 50 años de su vida al ejercicio periodístico, en cuya etapa se incluye una gloriosa trayectoria por la crónica deportiva, sobre todo en la narración de los partidos de la Liga Dominicana de Béisbol y de las Grandes Ligas de Estados Unidos.
El veterano periodista, quien nació el nueve de abril de 1931 y era hijo de Virgilio Álvarez Pina y Catalina Dugan, trabajó en diversos medios de comunicación, pero antes de ingresar al periodismo laboró en el Royal Bank of Canadá, en 1948, y un año después en el Departamento de Estudios Económicos del Banco Central.
El punto de partida de su carrera, que se cimentó en la pluralidad y en la defensa de los valores democráticos, se sitúa en 1951.
En ese año formó parte del equipo de cronistas de la sección deportiva del periódico La Nación, donde fue ascendido a editor de la misma en septiembre de 1953.
Sus peldaños en ese diario llegaron a las áreas de sucesos e internacionales, y alcanzaron el techo de la dirección, en 1960, pero ese puesto lo ocupó por menos de doce meses.
Durante esos años también dirigió las emisoras Radio Santo Domingo, Radio Caribe y Radio ABC.
Aquilatando experiencias
En 1966 entró a “El Caribe” como asistente de su director, Germán Emilio Ornes, y luego ocupó los cargos de jefe de redacción y director ejecutivo.
Durante años mantuvo una sección de comentarios políticos en el programa “El show del mediodía”, cuando éste se transmitía por Rahintel y, a la sazón, era producido por Yaqui Núñez del Risco.
Cuchito fue además propietario de la Publicitaria Handicap, que promovía las actividades del Hipódromo Perla Antillana, y dirigía las revistas Handicap y El Enllave, especializadas en el hipismo.
Asimismo, fue corresponsal del diario “El Imparcial”, de Puerto Rico, y de la agencia internacional de Associated Press.
Su estilo cruzó otras fronteras en 1979, cuando se le contrató para dirigir el vespertino El Nacional, diario del que estuvo al frente hasta 1988, cuando inició la última etapa de su carrera en la dirección del matutino Hoy.
La coctelera
Hasta el día de su muerte, el 13 de diciembre de 2008, don Cuchito se desempeñó como director de Hoy.
En la sala de redacción y en su amplia oficina quedan los emblemas de su recuerdo: su vibrante voz y su sonrisa.
Pero sus ideas, sus concepciones sobre la política, sus críticas a la doble moral criolla y, en fin, su visión del mundo, permanecen en La Coctelera, la columna que mantuvo viva hasta en los días en que las enfermedades minaron toda su fortaleza.
En el área deportiva. Don Cuchito descolló en los deportes tanto como en el manejo de las informaciones políticas.
En agosto de 1958 fue nombrado director general de Deportes, puesto que dejó el primero de mayo de 1960 para dirigir el periódico La Nación.
En dos ocasiones estuvo al frente de la Asociación de Cronistas Deportivos de Santo Domingo, y asimismo recibió dos premios como el mejor cronista deportivo del país.
Don Cuchito también presidió el Comité Permanente del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, y fue miembro vitalicio de honor del Comité Olímpico Dominicano (COD), y presidente, en 1953, de la Comisión Nacional de Baloncesto.
Por toda su trayectoria en el área deportiva fue exaltado al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano.
En 1986 se elevó al grado de Gran Oficial la Orden de Duarte, Sánchez y Mella.
En el periodismo
En 2006 la Secretaría de Estado de Educación y el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) lo declararon ganador del Premio Nacional de Periodismo, en reconocimiento a su carrera.
Zoom
Oficio religioso
A propósito del primer año de su fallecimiento será oficiada hoy una misa, a las 6:00 de la tarde, en la iglesia San Juan Bautista, que está situada en el sector Bella Vista del Distrito Nacional.
Sus familiares
A don Cuchito le sobreviven su esposa Matilde Soto Peguero, y sus hijos Jaime Fernando Virgilio, Mario Virgilio y Emil Virgilio.
Sus tertulias entre colegas y amigos
Como un acto religioso se producía cada domingo el encuentro entre don Cuchito y sus viejos amigos.
Se reunía con ellos en su oficina, a puertas cerradas, cual sanedrín en consejo supremo.
Con ellos discutía los candentes temas de la sociedad dominicana, y hasta se reía, con negro humor, de las paradojas de la vida, de las estampas macondianas con sello criollo.
Los prolongados padecimientos de don Cuchito diluyeron la peña, sin embargo, por largos meses sus amigos se mantuvieron fieles, seguían viniendo cada domingo esperando hallar la gran sorpresa del reencuentro.
Mas, el destino les jugó una mala pasada: jamás regresó.
Como tampoco a la sala de redacción, a la que se presentaba todas las mañanas a eso de las diez, luego de tomarse un café y repasar todas las secciones de los diarios.
No había hecho, por insignificante que fuese, del que no se enterara. Los deportes y la farándula -y de las artes el cine- tenían especial importancia para él.
De la época contemporánea Halle Berry estaba entre sus actrices preferidas, y de los años gloriosos del cine Katharine Hepburn.
Sus visitas mañaneras por la redacción incluían una parada oficial en el escritorio de don Francisco Álvarez Castellanos, con quien recordaba viejas andanzas y las más inverosímiles anécdotas.
Dejando de lado el humor, pero sin desprenderse de él, conversaba con los periodistas sobre los temas del día, con frecuencia analizaba el futuro del país y sus eternas crisis, o el “rolin” entre primera y segunda que dio la noche anterior un jugador de los Yankees de Nueva York.
Ese era don Cuchito, aquel que siempre decía todas las mañanas “buenos días juventud”.
Durante la ceremonia de entrega, efectuada el cuatro de abril de ese año en el Teatro Nacional Eduardo Brito, don Cuchito agradeció la distinción, los elogios, para él inmerecidos, y vaticinó que por más premios que le entregaran al final de su carrera, no se retiraría mientras viviera.
¡Así fue!
Tomado del periodico HOY
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